Lo siento, pero los motivos que me mantienen alejado de aquí tienen
cierto aire de ir a cronificarse. En compensación, le adjunto un par de
enlaces hacia entradas de macrons que me ha suministrado su autor y encuentro sumamente sugerentes. Por si resultara de su interés seguirle.
Durante algún tiempo (me temo que no puedo saber cuánto), mis escasas reservas de entusiasmo serán más necesarias en otra parte, por lo que no actualizaré mis blogs. En el ínterin, si lo desea, puede escribirme a la dirección:
Prometo responderle, pero no necesariamente con prontitud.
Entre tanto, si le gustaban mis entradas es posible que disfrute también con los sitios que sigo (puede consultarlos en mi perfil). También suelo visitar con frecuencia las siguientes páginas web:
Por último, me resultan casi siempre de interés las siguientes publicaciones:
Mensuales
- "Le Monde Diplomatique" (también existe una edición en español que no está mal)
- "Claves de la Razón Práctica"
- "El Viejo Topo" (aunque a veces sea un poco sensacionalista"
Semanarios
- "The Economist"
Diarios
- "Cinco Días" (como toda la prensa económica española es conservador, pero bastante menos que el resto de las grandes publicaciones)
- "Público" (aunque carezca de profundidad en los análisis por falta de medios)
- "El País" (que hay que leer cada vez con mayor cuidado debido a su permeabilidad creciente a postulados neocon, pero al menos suele reflejar datos correctos)
Que el título no le llame a engaño: lo que sigue no es una crítica a la clase empresarial en general (porque pagarían justos por pecadores) ni al inefable Díaz Ferrán en particular (porque, aunque legítima, resultaría ya algo reiterativa). Tampoco es una diatriba contra las técnicas de management al uso por parte de los mandos medios (total, nadie me iba a hacer caso). Me limitaré a hacer algunas sugerencias, que estimo útiles por lo poco que se practican, de cómo un jefe (no sé a usted, a mí vocablos como directivo, gerente o, aún peor, manager no me convencen, casi preferiría el venerable aunque peyorativo término de "capataz") debería afrontar cualquier crisis en relación con las personas en la órbita de su responsabilidad. Hablaré, claro está, del trabajo de oficina, que es en el que tengo una experiencia mayor, aunque supongo que la mayoría de mis ideas son extrapolables a otras actividades.
Es probable que, en la presente situación, un jefe goce de escaso margen de maniobra en cuestiones tales como salarios o promociones. Ahora bien, dispone de una amplia serie de acciones que, de ser llevadas a cabo con éxito, estoy seguro que las personas de su equipo agradecerán:
- Oréese. Tenga vida fuera de la oficina. Si usted es el primer workaholic de su equipo, olvídese de cualquier intento de mejora. Desengancharse de la toxicidad del pasilleo y otras drogas afines será duro, pero créame, merece la pena.
- Presérveles de la peor versión de usted mismo. Sin duda, una vez superado el paso anterior, será más sencillo. Sus colaboradores no necesitan escucharle constantemente hablar de sí mismo, especialmente si lo hace de forma elogiosa; es más, estoy por asegurarle que se les hará antipático. Tampoco es probable que soporten con estoicismo sus exabruptos o que sean inmunes a la tensión que lo embarga, en particular si no se esfuerza por transmitírsela atenuada. Quizás no se lo digan, pero a nadie (mentalmente sano, se entiende) le gusta que le llamen a su casa a horas intempestivas o en festivo si no hay necesidad (y casi nunca hay necesidad). Reserve su agresividad para otros menesteres. Seguro que hay alguien que sabrá apreciarla.
- Organícese. Y haga respetar una agenda sensata. Cosas como poder salir habitualmente a la hora teórica de salida del trabajo no tienen precio. Asegúrese de entender la diferencia entre punto y línea cuando solicite un "esfuerzo puntual". En caso contrario, puede que alguna vez se encuentre con una presentación formal (¡con gráficos y todo!) de uno de sus colaboradores donde se lo explique. Entonces será demasiado tarde (al menos si hemos de juzgar por mi caso cuando tuve que hacerlo con un antiguo jefe).
- Despréndase de las manzanas podridas cuanto antes. Ya sé que se supone que su labor es "sacar el máximo rendimiento" de su equipo de trabajo. Pero me temo que el máximo rendimiento que pueden dar algunas personas es cero (esto es, dejar la compañía). A menudo, las manzanas podridas son supervivientes natos que adulan, se apropian del trabajo de las personas válidas, se pasan muchas horas en la oficina... No obstante, felizmente para usted, descubrir su juego suele ser bastante fácil: no saben hacer el trabajo. Si los detecta a tiempo y se desprende de ellos se habrá ganado el respeto de los demás.
- No pretenda obtener de alguien algo que no pueda darle. No todos sirven para todo. Pero casi todos pueden realizar un trabajo útil. La finalidad fundamental de su trabajo debería ser saber cuál es y dónde encuentra mejor acomodo ese trabajo (dentro de su equipo o fuera del mismo). En particular, no se empecine en formar clones de sí mismo. Usted no es tan valioso. Y menos si consigue estar repetido.
- Evíteles reuniones injustificadas y otras pérdidas de tiempo. Sobre todo si el trabajo es de índole intelectual. Existen pocas cosas más destructivas que las constantes interrupciones del flujo de pensamiento.
- Prefiera siempre la Razón a la Idioticia (aunque venga de un superior jerárquico o de un cliente). Fomente la discusión racional argumentada. Además de mejorar el rendimiento, observará con sorpresa que aumenta el grado de relajación, la complicidad y (¡no va a creérselo!) el disfrute lúdico de los intercambios de opinión.
- Asuma sus errores como propios. Al fin y al cabo, usted es el responsable de los fracasos.
- Atribúyale el éxito a otros. ¿Qué le cuesta? ¿Tiene problemas de autoestima (si es varón, lea "micropene" en lugar de "autoestima")? No van a solucionarse ufanándose de sus logros (reales o no).
Por último, sería prudente que antes de emprender la tarea que le describo arriba, se buscara usted otro trabajo. No es probable que en su compañía le permitan actuar de escudo del personal a su cargo durante mucho tiempo, ya que podría cundir el ejemplo. Un antídoto que a veces resulta eficaz: apresúrese a atribuir el incremento de productividad de su equipo a la práctica de las ideas del Presidente, el Consejero Delegado o alguien lo más próximo que se pueda de la cúspide del escalafón. Suele haber algún documento corporativo lo suficientemente ambiguo para que pueda utilizarlo en tal sentido. Quizás eso le salve.
Si es usted responsable de Recursos Humanos y le llega esto... Tal vez no esté haciendo bien su trabajo. O quizás lo esté ejecutando demasiado bien.
Si es usted jefe y ha recibido esto de una persona que trabaja para usted, está de enhorabuena: al menos se le tiene por alguien con sentido del humor.
Si por ventura ha trabajado usted para mí alguna vez, o incluso ha sido empleado mío durante mi corto periplo empresarial, le ruego me perdone que (con frecuencia) no haya estado a la altura de las recomendaciones que enuncio aquí. Yo tampoco soy perfecto, ¡pero antes lo era aún menos!
Parece
que por fin, y tras la habitual serie de globos sonda, contradicciones y
desmentidos, la reforma fiscal del
gobierno español elaborada para repartir “de forma equitativa” el esfuerzo ante
la crisis, ya es definitiva.
No le
voy a engañar. No es que me esperara mucho habida cuenta del afán que se venía
demostrando para no molestar a los ricos,
pero aún así me he visto defraudado en mis expectativas: los cambios no llegan
ni a la categoría de cosméticos.
En
efecto, la reforma limita su alcance a un incremento
de entre el 1 y el 2% para los tramos superiores de las rentas del trabajo del IRPF. Las rentas sobre el capital no se tocan, una medida que es difícil
de entender en un gabinete pretendidamente de izquierdas cuando en el Reino
Unido, de gobierno conservador, han subido 10 puntos porcentuales (y no ha
pasado nada, ¿ha oído usted algo sobre una fuga de capitales en la Pérfida Albión?). Sobre todo, si tenemos
en cuenta que en España el tipo
marginal máximo de las rentas del
trabajo antes de la reforma (43%) ya era más del doble que el máximo de las rentas del capital (21%). Situación agravada por el hecho de que es
mucho más fácil la evasión fiscal (o
cuanto menos, cierto grado de “optimización fiscal”, como dicen los banqueros
privados) en el segundo de los casos, como a nadie se le oculta.
Permítame
una obviedad: la principal fuente de rentas de los ricos (las que en teoría se
quieren gravar aquí) no vienen del trabajo, sino del capital. En concreto, por
fijar un punto de corte todo lo arbitrario que se quiera, los ingresos del
trabajo de los sujetos que declaran más de 600.000 euros anuales sólo
representan el 18%. ¿Qué quiere esto decir? Pues que en el tramo mencionado, el incremento real de la presión impositiva
de la reforma del IRPF es del 0,36% de media (a mayor riqueza, menos
incremento). Bastante menos de la décima
parte del esfuerzo exigido a los funcionarios, por ejemplo. Pobrecitos
ricos... Tal vez tengan que recortar un poco la generosidad de la cesta de navidad
del servicio.
A
todo esto, ¿qué dice el principal partido de la oposición? Pues que el Partido Popular bajará los impuestos sobre el capital cuando llegue al poder
(aunque con cierta habilidad, digna de mejor causa, los denomine “impuestos
sobre el ahorro”).
Me
temo que con la clase política que nos ha tocado en suerte, los ricos también lloran, pero de risa.
Cuanto más medito en la capacidad que
tenemos de engañarnos, más se me escapa entre los dedos flojos la arena fina de
las certezas deshechas
(Fernando
Pessoa: “Libro del desasosiego”)
Había
una vez…
Sí. Ya
sé que no es de recibo comenzar así, pero siempre había tenido ese capricho. De
este modo empiezan las fábulas, cuentos y otros pasatiempos de índole más o
menos festiva. Es la manera de prevenirle de que cualquier parecido de lo que
voy a contarle con la realidad de nuestro querido país no sería sino el
producto de su agitada mente. Reclamaciones al Maestro Armero.
Como
iba diciendo (y deje ya de interrumpir o no acabaré nunca), había una vez un
Reino donde se alternaban en el gobierno dos organizaciones: El Partido Azulón
y el Partido Rojillo. Más allá de la verborrea específica destinada a complacer
a la grey de cada uno, no había grandes diferencias en su cosmovisión. De
hecho, los más sabios del Reino aseveraban que el único proyecto político de
ambos era alcanzar el poder y mantenerse en él durante el mayor tiempo posible.
Lo que explica que sus opiniones experimentaran violentos giros dependiendo de
si en ese momento realizaban funciones de Desgobierno
o de Desleal Oposición. De creer a
estos sabios, también cabe dar razón de esta suerte del motivo por el cual
defendían posturas antagónicas según estuvieran o no en el poder en las
distintas Taifas que componían el Reino…
… Porque
el Reino se hallaba dividido en Taifas heterogéneas. En algunas de estas Taifas
el poder solían detentarlo Organizaciones de Taifa con fuerte implantación
local.
Dado
que era habitual que el Partido Azulón y el Partido Rojillo estuvieran muy
igualados en las elecciones generales del Reino, y, por otra parte, carecían de
cualquier asomo de sentido de estado para ponerse de acuerdo entre ellos,
necesitaban con frecuencia del concurso de las Organizaciones de Taifa para
sacar adelante sus leyes en el Parlamento del Reino. Esto hacía que, sabedoras
de su posición de fuerza, éstas obtuvieran ligerísimas ventajas para su Taifa
en la negociación de los Presupuestos del Reino cada vez que les era posible.
Este lento goteo iba erosionando el Principio de Equidad, que corría el
riesgo de convertirse por la vía de los hechos en una vieja y olvidada
abstracción.
Las
Organizaciones de Taifa no podían dejar de hacer lo que hacían, por cuanto la
justificación (inconfesa) de su existencia era precisamente este ventajismo del
que se limitaban a hacer un uso racional. Sus electores no habrían entendido
que se comportaran de otro modo. Por supuesto, cuando era el Partido Rojillo el
que gobernaba, el Partido Azulón lo acusaba de someter al Reino al chantaje
de las Organizaciones de Taifa, mientras que si era al revés, tal
transacción se convertía en una contribución responsable a la gobernabilidad
del Reino. Como puede imaginar, lo mismo sucedía a la inversa.
Y así
estaban las cosas cuando una crisis terrible asoló el Reino. Como consecuencia
de ello (y de su oposición al agravamiento del proceso que explicaba hace un
momento), el muñidor de los dineros se constituyó en chivo expiatorio y fue
sustituido en su cargo por el Hada Poliédrica. Ésta, retada además por las
exigencias y reivindicaciones históricas de las Taifas corporeizadas en el Monstruo
de la Devolución,
concibió una sutil artimaña para hacer cuadrar los números: un sistema perspectivista, que permitía leer las
cuentas de las cantidades comprometidas por el gobierno para alimentar a la Bestia de forma distinta según
cada Organización de Taifa interpretara los datos, de modo que pudieran guardar
las apariencias con sus votantes sin que se continuaran deteriorando las
finanzas del Reino. De esta manera, de un solo golpe, se conjuraban todas las
futuras amenazas.
Y los
heraldos trompetearon la buena nueva y todos fueron felices y comieron
perdices…
… Hasta
que llegó el año siguiente y hubo que negociar de nuevo los Presupuestos del
Reino. Entonces el conjuro de ambigüedad
del Hada Poliédrica comenzó a desvanecerse para tormento de los súbditos que
alguna vez se creyeron ciudadanos.
Nota.- Si le ha gustado, le agradecería que hiciera un donativo a los
que más lo necesitan, que no son los bancos:
Estos
días del ferragosto mi pereza,
siempre al acecho, se ha enseñoreado de mi caletre, por lo que espero me
disculpen si esta entrada tiene cierto aire de Revista de Verano. Acaso la siguiente selección de bobadas ayude a
refrescarles un poco el estío. Anímense y contribuyan con alguna idiotez de su
gurú preferido en alguna de las categorías de la competición. Allá van mis
candidatos:
PREMIO BOLA DE CRISTAL
Categoría
Nacional.- Francisco Álvarez Cascos
"La vivienda está cara en España
porque los españoles pueden pagarla"
Categoría
Internacional.- Alan Greenspan, entonces
presidente de la Reserva Federal
“The
development of our paradigms for containing risk has emphasized dispersion of
risk to those willing, and presumably able, to bear it. If risk is properly
dispersed, shocks to the overall economic system will be better absorbed and
less likely to create cascading failures that could threaten financial
stability”
PREMIO ESTULTICIA CREATIVA
Categoría
Nacional.- José Luis Rodríguez Zapatero
“La nueva reforma laboral es para evitar
despidos”
Categoría
Internacional.- Jean-Claude Trichet,
gobernador del Banco Central Europeo
“In
extraordinary times, the economy may be close to non-linear phenomena such as a
rapid deterioration of confidence among broad constituencies of households,
enterprises, savers and investors. My understanding is that an overwhelming
majority of industrial countries are now in those uncharted waters, where
confidence is potentially at stake. Consolidation is a must in such
circumstances”
PREMIO CINISMO
Categoría
Nacional.- Miguel Martín, presidente de la Asociación Española
de Banca
“Los bancos españoles están muy animados
a dar crédito”
Categoría
Internacional.- Lloyd C. Blankfein, presidente
de Goldman Sachs
“We believe
that strong, conservative risk management is fundamental and helps define
Goldman Sachs. Our risk
management processes did not, and could not, provide absolute clarity; they
highlighted uncertainty about evolving conditions in the housing market”
PREMIO MENUDO FUTURO NOS ESPERA
Categoría
Nacional.- Mariano Rajoy
“Ha quedado
acreditado que no estamos ante una trama de financiación irregular del PP, sino
de una trama de corrupción para aprovecharse del PP”
Categoría
Internacional.-Hank Paulson, último Secretario del Tesoro de la administración Bush
y responsable del TARP de ayuda a la banca (una aclaración necesaria: la razón
de que no proponga a su sucesor con Obama, que practica exactamente las mismas
políticas, es que este último no es tan tonto como para dejar sus motivaciones
por escrito)
“To protect free-enterprise capitalism,
I had become the treasury secretary who would forever be associated with
government intervention and bank bail-outs”
De
propina, y fuera de categoría, les dejo con el inefable Díaz Ferrán: “Yo soy un accionista más, Marsans lo preside
mi socio que es quien lleva el tema ejecutivo”
Nota.- Si le ha gustado, le agradecería que hiciera un donativo a los que más lo necesitan, que no son los bancos:
Hace unos días, el Financial Times, una vez más (y van…), volvía a cargar las tintas sobre la situación de la banca española en un informe que, de nuevo como viene siendo habitual, estaba plagado de errores elementales (lo de decir que el Banco Popular es una entidad no cotizada es como parar mientes en el tipo de fuentes que utilizarán).
También como de costumbre, el dislate del rotativo británico desencadenó la consabida cadena de desmentidos y protestas, así como el socorrido expediente de volver a poner en negro sobre blanco la teoría más o menos conspiranoica sobre la conjura de los periodistas de la Pérfida Albión en connivencia con los del resto de las potencias anglosajonas (ya se sabe, en Barbarilandia las huestes de reporteros siempre andan al acecho en busca de su oportunidad de atravesar el limes y lanzarse sobre la civilización mediterránea).
Sin embargo, cabe una explicación mucho más sencilla; verán ustedes, el antaño prestigioso Financial Times es víctima de sus encomiables políticas de integración social, que vienen dando cobijo en su Redacción, gracias al acuerdo suscrito con la Seguridad Social Británica, a personas con diverso grado de minusvalía que también necesitan sentirse útiles.
Les pondré un ejemplo suministrado por fuentes bien informadas de este extremo. El cuadro de la derecha es una comparativa del apalancamiento financiero de grandes bancos de la Unión Monetaria y del Reino Unido elaborado hace unos días por Bloomberg.
Proceso mental del redactor tipo: Vaya. Parece que la banca alemana tiene un problema aún más serio de lo que parecía. Sus mayores instituciones copan la parte roja del semáforo. Ahora me explico las maniobras de distracción de su gobierno. Por lo que se ve, los bancos españoles internacionalmente activos están en una posición más que razonable. ¡Y el menosapalancado es un banco griego! A veces me avergüenzo de cómo manipulan la información algunos compañeros.
Proceso mental de un redactor de FT (oriundo de Bangladesh, un tipo voluntarioso, pero que apenas habla inglés, daltónico y con problemas de afasia): ¿Qué será esto de “leverage”? A ver… Así, a ojo de buen cubero y grosso modo (que tampoco están los tiempos como para hilar fino, ya me tiene dicho el director que me complique lo menos posible), los bancos alemanes están en primer lugar, luego viene un revoltijo de suizos, británicos y franceses, y a la cola, españoles y griegos. Pues será liderazgo o algo así. Le pediré a John el “Manual de Tópicos y Gracietas” y en cinco minutos tengo listo el artículo.
Fuentes fidedignas nos adelantan en primicia el próximo titular de Financial Times en un monográfico sobre nuestro país: “España: pedo, caca, culo, pis”.
* * *
Espero que me perdonen, pero a veces, resulta útil llevar las cosas al absurdo (por cierto, el cuadro de arriba sí es información veraz).
Cuando se habla (hasta el empacho) de mercados eficientes se asume, entre otras cosas, transparencia informativa. La situación, por desgracia, dista de responder a semejante esquema teórico. Hace ya mucho tiempo que los grandes capitales tomaron al asalto los medios de comunicación general, encargándose así de desactivar el Cuarto Poder para ponerlo al servicio de lobbies.
Con todo, el desembarco en la prensa económica ha sido incluso más salvaje. Si a eso unimos la querencia del ser humano por el dinero y la marea creciente de sensacionalismo (nunca había sido tan amarilla la prensa salmón), tenemos como resultado que medios que antes constituían todo un ejemplo de rigor, como FT o WSJ, hoy no se pueden leer sin cierto bochorno. Finalmente, la afirmación de Goebbels, Ministro de Propaganda del Reich, de que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” parece que ha encontrado seguidores aventajados. Lo cual, bien mirado, no es de extrañar en un mundo donde es más probable que un periodista acabe en la cárcel por hacer bien su trabajo que por dejarse corromper.
Cosas como la integridad, la imparcialidad, la obligación de difundir la verdad, contrastar las fuentes o distinguir entre información y opinión han pasado al ámbito de la arqueología. Y eso, a largo plazo, resultará mucho más dañino para nuestro ordenamiento socioeconómico que la crisis de marras.
Nota.- Si le ha gustado, le agradecería que hiciera un donativo a los que más lo necesitan, que no son los bancos. Corte y pegue en su navegador:
https://secure.eacnur.org/06_02.cfm?modo=3
A la Economía se la denomina a menudo “la ciencia gris”. En nuestra experta opinión de economistas… Bien, aunque desgraciadamente no es una ciencia (o para ser más precisos, en su formulación actual, lo es en el mismo grado que la Alquimia, pongamos por caso), sí que resulta casi siempre insufriblemente gris. Por ello, y a rebufo de la actualidad, todos los meses elegiremos un concepto económico para intentar abordarlo de un modo distinto. Esperemos no marrar en exceso.
¿El motivo esencial por el que escribo? Evidenciar la asimetría, injusticia e ineficiencia de nuestro ordenamiento económico, que (¡ay!) he contribuído a configurar (todos tenemos un pasado).
Y esto ya es probablemente más de lo que necesite saber sobre mí. No sea cotilla.